Blog del Lector Empedernido

viernes, 14 de septiembre de 2012

Blogger hates me (o Cómo decidí cambiarme a Wordpress)

Blogger hates me. Lo sé, lo descubrí la semana pasada. Luego de cerca de un mes con funcionamiento limitado, decidí cambiarme a otra plataforma. Al principio estaba un poco dudoso, y es que blogger es sencillísimo de usar, además de ser la plataforma en donde creé el blog originalmente. Pero hace dos semanas las cosas se pusieron peor. No me dejó subir fotos, así simplemente. Solo podía copiarla de otras páginas. Por eso mismo llevo tanto tiempo sin subir un IMM. Seguro que el siguiente será apoteósico.

Esta semana además no me dejaba subir entradas nuevas. Me cambiaba las viejas de lugar y me bloqueaba comentarios. Siempre, para todo, literalmente, me figuraba error b... (siguen muchas letras y números). Busqué información en linea, y solo encontré posts de gente angloparlante que aseguraba que el problema persistía por meses, y que solo lo finalizaron cambiándose de sitio. Hoy abrí el dominio en Wordpress y exporté todo. Solo lamento que cambiara el tema, pero el que elegí está muy agradable también. Todavía faltan por afinar muchos detalles, pero esa será la página que usaré de aquí en adelante. Todo está allí, por cierto. Entradas, comentarios, páginas, todo se exportó.

Los invito a que sigamos compartiendo sobre libros en este otro espacio. Aprovecho de pedirles, a los que me tienen como link en sus páginas, que me cambien de dirección, si no es mucha molestia. Además, los que están linkeados a este blog, serán agregados al otro, durante estos días... Gracias por haberse pasado por este pequeño espacio en la web, fue grandioso haber podido charlas con todos ustedes sobre el maravilloso mundo de la literatura. ¿Suena a despedida? Espero que no, ¡por que no lo es!

Nos seguiremos viendo, en otro lugar ;)

La dirección es https://ellectorempedernido.wordpress.com/ (no me dejó usar el mismo dominio que en blogger, no sé porqué. Pero este es básicamente igual)

jueves, 13 de septiembre de 2012

Nadar desnudas, Carla Guelfenbein

Llevo una semana intentando subir esta entrada (desde el domingo pasado, específicamente. Blogger me dejó recién entrar a la entrada, sin embargo no me permite subir fotos, ni videos, ni nada que no sea lo que ya está aquí.  No puedo contestar los mensajes ni tampoco cambiar la apariencia del blog, ¿qué demonios te pasa, Blogger? O esto se soluciona, o comenzará a correr sangre, jejeje. ¿A Alguien más le ha pasado? Blogger me arroja para todo el error bX-v6hqoh, el cual ni siquiera aparece si lo busco en Google. 

Una novela diferente, que me cautivó de principio a fin. 
Descubrí la novela luego de que me invitaran a la firma de libros de esta escritora. Sin más precedente que un comentario del nobel JM Coetzee, en la contraportada, me arriesgué con esta escritora nacional alabada por la crítica internacional. Finalmente, todo resultó de maravillas. Disfruté con esta novela, y apunté el nombre de una narradora chilena para futuras lecturas.

Sobre Carla Guelfenbein 

Nació en Santiago de Chile y vivió once años en Inglaterra. El revés del alma, su primera novela, fue publicada en España y Latinoamérica con gran acogida por los lectores. También es autora de La mujer de mi vida (2005), novela que ha sido traducida a quince lenguas y publicada por algunas de las más destacadas editoriales europeas, y El resto es silencio (2008) 

Biografía Alfaguara

NADAR DESNUDAS se centra en la poderosa amistad entre Sophie y Morgana, dos chicas que, pese a ser distintas, comparten muchas cosas en común, sobretodo el gusto por el arte; se complementan, se quieren mucho, y lentamente comienzan a crear un mundo de códigos propios, que creen será eterno y las protejerá del mundo. Sin embargo, Shopie guarda un secreto; Morgana también, y este será el que destruya muchas cosas. Porque Morgana está enamorada del padre de Sophie, perdidamente enamorada, y cuando Sophie, atrapada en medio, descubra lo que une a su amiga y a su padre, sentirá que su mundo se tambalea. 

Diego, el padre de Sophie, es un hombre culto, de mundo, conocedor de la política internacional, y podeedor de un fuerte ideal de izquierda. Llega a Chile precisamente por eso, destinado a apoyar al electo presidente Salvador Allende. La historia le jugará una mala pasada: luego del golpe de estado de Septiembre de 1973, quedará fichado como persona peligrosa, y lejos de desear retroceder en su pensamiento, seguirá en "la lucha" contra el poder. 


Esa es una mitad de la historia. 

La segunda mitad se centra en la historia de una Sophie realizada en Francia. Artista plástica de prestigio, vive en una soledad tanto interior como exterior, que parece llegar pronto a un final: otro 11 de Septiembre que marcó su historia (el atentado a las Torres Gemelas) le traerá recuerdos de su pasado. Decide entonces abrir las viejas heridas, las cuales nunca llegaron a cicatrizar. 

No quiero ahondar mucho más en la trama, pues estoy seguro de que la disfrutarán muchísimo si llegan a descubrirla. 


La prosa de Carla Guefelbein es distinta, delicada y seductora; eso es un mérito enorme, porque abrir un espacio en el panorama literario internacional imponiendo un estilo de narración propio solo resulta si se tienen grandes dotes de narrador (a), los cuales quedan más que claros en Nadar desnudas. Y es que la escritora desarrolla la historia a través de un cúmulo de delicadas imágenes que hacen sentir muchas cosas al lector. 

De pronto, Diego la estrecha con fuerza. Se intensa cercanía la estremece. Levanta el rostro y al mirarlo a los ojos reconoce en ellos su mismo asombro. Morgana nota que, a pesar de la desgracia y el miedo que los acecha, en su abrazo está contenida la felicidad que se brindan el uno al otro. Entonces, se pregunta si acaso este momento no será el más feliz de su vida. Tal vez se trata simplemente de decirse a uno mismo: sí, este es el momento más feliz de mi vida, una convicción que al asentarse se abre a otros instantes venideros, aún más felices. Aunque quizá se trate de lo contrario. Al atrapar el momento con un rótulo como ese, se inviste con una luz que ingún otro podré equiparar. Es posible entonces que la única forma de proteger la felicidad sera ignorándola.
Como pueden ver, su estilo es bastante depurado, sensible y, a la vez, sobrio, sin adornos baratos.

Los personajes están claramente perfilados, para bien y para mal. ¿A qué me refiero con esto? Simplemente a que, a través de la historia, conocemos las bondades de cada uno, sin embargo la trama misma se encargará de mostrarle al lector las profundas fisuras que tienen. Sophie es la protagonista en ese aspecto.  Su aspecto emocional un tanto débil, muchas veces eclipsa su temperamento.

Nadar desnudas además nos presenta un momento muy delicado del acontecer nacional, específicamente los momentos posteriores a este. Me refiero al Golpe Militar de 1973, el cual se interpondrá entre Morgana y Diego. Lejos de entregar párrafos y párrafos sobre el Golpe y sus consecuencias, la escritora deja que la historia hable por sí misma. Seremos testigos de momentos draméticos, perfectamente logrados, que nos harán sufrir por los protagonistas.

La trama está muy bien desplegada, sin embargo, si tuviera que criticar un punto específico, este sería la brevedad de la segunda parte del libro. No sé si será "breve", pues en cuanto a páginas no se queda a atrás, considerando también que Nadar desnudas no es una novela larga. Se podría haber explotado más ese lado de la historia, pues, luego de todo el desarrollo que observamos en Sophie, se espera algo más tumultoso o contundente para el final. No sé si precipitado será la palabra, tampoco quiero decir que no me gustó el final, que resulta ser ideal, no podría ser otro, sino que siento que desentona un poco.


Recomiendo no dejarse llevar por la etiqueta que encasilla a este libro como “lectura de mujeres”, pues claramente hombres también gozarán mucho de esta lectura. Quizá la explotación mayoritaria del lado femenino de la historia justifique en parte ese apelativo, sin embargo atrapar a las novelas de esa forma no me convence. ¿Cuál serían las novelas para hombre, en ese caso?

En resumen, Nadar desnudas es una historia que retrata a la perfección tanto la época como a los personajes. Con una escritura delicada, prolífica, y muy personal, la escritora teje una trama sin que el lector lo note, para encantarlo hasta llegar al momento final, en que Sophie tendrá que decidir qué hacer con su recuerdos y su historia. 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Reseñas breves: Demian (Herman Hesse) y El lugar sin límites (José Donoso)

La imágen no es de mi propiedad,
 pertenece a luxatenealibros.blogspot.com/
Demian, de Herman Hesse.

Parte del plan de lectura para la clase de Lengua, Demian resultó ser todo un descubrimiento. La historia comienza con Emil Sinclair de joven, quien nos anuncia que nos contará la historia de su desarrollo adolescente y adulto. Su historia estará marcada profundamente por un joven llamado Demian, poseedor de una peculiar sabiduría y practicante de oraciones hacia un oscuro dios llamado Abraxas. 

El bien y el mal, lo horrendo y lo bello, lo tierno y lo cruel, la vida y la muerte; son solo algunos de los conceptos que se unen en esta deidad, que simboliza lo diabólicamente divino. Sin embargo, este es solo uno de los aspectos de esta gran obra, creada por el nobel Hermann Hesse. Sin embargo también se tocan temas como el gnosticismo,  y su influencia en la vida espiritual en las personas. La novela está cargada de una dotación espiritual, pues analiza distintas aristas sobre el desarrollo psicológico del protagonista bajo ese prisma: desde la seguridad de la casa de sus padres, ambiente de celoso cristianismo, hasta los días finales en los que cree en Abraxas (un dios completamente recomendable, debo decir)

Me llamó bastante la atención el poder narrativo del escritor, quien le brinda “este poder” a su protagonista, dotado, según la editorial, <<de una exquisita sensibilidad>>. Quizá eso es un poco exagerado, no obstante no puedo negar que Emil Sinclair es sensible al narrar, pero en el buen sentido. Quiero decir que no es pomposo, o torpe, o grotescamente meloso, como en algunos casos de otros autores, que interpretan la sensibilidad como una oportunidad de usar lenguaje empalagoso de forma gratuita. No, no debería ser así. La verdadera sensibilidad debe radicar en el entendimiento de la profundidad psicológica de los personajes.

Una novela de formación. Así la definió mi profesor en algún momento, y el término queda perfecto. A través de la prosa de Hesse descubrimos todo lo que pasa en la historia del protagonista, y en base a esto mismo reflexionaremos sobre nuestra propia historia. Una novela magistral, rápida y delicada, con personajes increíbles y una trama que atrapa. Totalmente recomendable, sobre todo para leer en la adolescencia. 

VALORACIÓN: 5 / 5

El lugar sin límites, de José Donoso.

El Lugar sin LímitesOtro libro parte del plan de lectura. Pese a que no me gustó tanto como Demian, quiero señalar que no se trata de una novela mala, sin embargo la encontré un poco forzada en su argumento, pues el autor intenta entregar su siempre característico lenguaje: el juego de las identidades.

Para José Donoso, las distintas identidades de las personas no son más que máscaras, pues  la esencia personal no se manifiesta en estado puro. Además, la historia se basa en la postergación de los sectores rurales más apartados de la ciudad, y como este infierno eterno al que se enfrentan los personajes parece no impactar en la metrópolis. Como me dijo Mauro Vargas, autor del blog Friki Mortis, en un comentario pasado, el sentido del libro se encierra en el extracto que aparece al inicio. Ténganlo en cuenta si se deciden a leer esta obra. 

No siento necesario apuntar más en este caso, así que les dejaré la sinopsis de la novela nada más: La máscara, el maquillaje que reformula las identidades: José Donoso ha buscado siempre en sus relatos, obsesivamente, ese otro rostro posible de los seres y las cosas. El lugar sin límites (novela que llevó al cine el mexicano Arturo Ripstein) juega eficazmente con el engañoso espejo de los sexos -la Manuela- en un prostíbulo de pueblo, especie de infierno anodino donde confluyen no sólo las pasiones eróticas, sino además los sórdidos juegos de poder y dominación que suelen marcar los territorios degradados. Metáfora de la postergación y el encierro, esta novela muestra una marginalidad contra la cual el doble filo de las apariencias parece la única estrategia posible, aunque signifique tentar a la muerte.  

VALORACIÓN: 3.5 / 5

¿Reseñas breves? Realmente no son mi estilo, pero lo vi necesario ante la cantidad de libros aún por reseñar. No me gusta hacer comentarios de libros que he leído meses atrás, siento que no es lo mismo. Las siguientes reseñas serán como siempre: más largas. Sin embargo en estos dos casos creo que sinteticé totalmente mi opinión. ¿Los han leído? 

domingo, 2 de septiembre de 2012

Indignación, de Philip Roth

Vuelvo con otro Philip Roth, en menos de un mes. Y no es para menos: las novelas del norteamericano son increíbles. Con un lenguaje simple y fluido invita a reflexionar sobre distintas cosas, mientras deleita al lector con un fino y elaborado sentido del humor cargado de ironía. En esta novela nos encontramos con el mismo Roth de Elegía, pero con un Philip distinto. ¿Me explico?  Probablemente no. Quizá después de la reseña se aclare un poco mi punto.

(La imagen del libro, que debería estar aquí, queda pendiente. El cargador de imágenes de blogger, paradójicamente, no carga. Además, llevo más de una hora terminando algunos párrafos porque el editor de entradas tampoco carga correctamente. Mis disculpas.)

Una poderosa aportación acerca del impacto de la historia y la represión en la vida de un individuo vulnerable. La nueva novela de Philip Roth.

La vigésimo novena novela de Roth cuenta la historia de la educación de un joven judío, hijo único de una familia de carniceros kosher del Newark de la década de 1950. Tentado por las oportunidades que le depara el futuro y asfixiado por las estrambóticas restricciones de un padre excesivamente aprensivo, decide trasladarse a una universidad luterana de Ohio, donde deberá enfrentarse al antisemitismo, a la represión sexual y a la amenaza que plantea sobre los jóvenes del país la necesidad de reclutas para la guerra de Corea. Una historia íntima de inexperiencia, imprudencias, resistencia intelectual, descubrimientos sexuales, coraje y terror. 


Lo primero que debo comentar antes de que lo olvide es lo siguiente: al leer Indignación, inevitablemente a mi mente llegaron recuerdos de El extranjero, de Albert Camus. La forma de narrar y de desarrollar la historia, en la cual el joven comienza a replantearse (quizá Merseult no tanto...) ciertos aspectos de sus existencia sin llegar finalmente a una epifanía específicamente importante. Marcus es un tanto apático respecto a los aspectos de la vida de un joven normal: intenta mantener a flote su carrera como universitario tanto para mostrarse su poderío a sí mismo como para mantenerse alejado de los problemas de casa. En ese ambiente interno comienza a toparse con las primeras incursiones en la realidad, llegando a un desenlace quizá no tan inesperado como el de El extranjero, pero igual de interesante. 

Recurriendo nuevamente al comentario poco claro del principio, aquí se muestra otra faceta que según muchas fuentes constituye la esencia de muchas obras de Roth: el desarrollo de la juventud y la exploración de los instintos sexuales. Al comienzo de Indignación me encontré con una interesante reflexión sobre la naturaleza sexual que, según el autor, predomina entre los universitarios de la época; en donde el autocontrol mantiene una purga con el deseo de liberación. Además, la sociedad mantiene una visión un tanto hipócrita de los encuentros sexuales, a opinión de Roth, como dice en el siguiente extracto: 
Puesto que la evolución aborrece las caricias que no llevan al climax, el código social imperante podía ser físicamente insoportable. 
La sociedad claramente no ve el sexo como un acto, si no más bien como un rito cargado de emociones que, de no presentarse de tal manera, se convierte en sucio. Sin embargo, es la misma sociedad la acomplejada más adelante, según se reflexiona con el libro de Roth. Al parecer gran parte de su obra analiza la visión social del sexo.

Marcus es un estudiante pródigo: saca buenas notas, es esforzado, practica deportes y ayuda a su padre en la "empresa" familiar. Sin embargo el contexto histórico que lo rodea, la situación de la Guerra de Corea, remecerá su existencia de forma radical. Su padre, carnicero judío, considera que la realidad se ha vuelto turbulenta, que el peligro se encuentra acechante en cada esquina, y que su hijo puede ser víctima de una casualidad, una casualidad fatal que acabe con su vida.  En esa obsesión que lentamente se desarrolla en su mente, carcomiendo su racionalidad, comienza a crear roces con su hijo. En el fondo le exige se un buen estudiante, un hombre correcto y respetuoso, pero a la vez seguro de sí mismo y emprendedor, sin embargo no lo ayuda a lograr estas metas: es sobreprotector en exceso, y obsesivo con el dónde podría estar Marcus.

En Indignación nos encontramos con una historia determinada por la historia. Los acontecimientos que azotan a Estados Unidos determinarán y harán cambiar a los protagonistas, quienes, sin darse cuenta, comenzarán a formar roces entre ellos que desembocarán de mala manera. El ejemplo más claro de esto es lo sucedido con el padre de Marcus, como les decía más arriba.

¿Cuál es la forma más exultante de libertad humana? ¿Cómo nos podemos manifestar en plenitud? Indignándonos, reflexionando sobre lo que nos rodea e indignándonos. Es ese el ideal que comienza a desarrollar Marcus quien, dentro de la universidad, descubrirá lo que realmente es el mundo real, y no conforme con él, y lejos de intentar cambiarlo, intentará mantener a flote su propia existencia evitando que sea destruida por otros. ¿Qué pensamos de las convenciones sociales? ¿De los cánones que nos imponemos e imponen otros?

Atrapado entre su padre, la universidad, la sociedad, el rector y sus propios sentimientos, las más mínimas trivialidades le harán replantearse toda su existencia. Partiendo por lo que significa salir con una mujer psicológicamente inestable, hasta la presión de un rector universitario que lo mira con cierta condescendencia y espera poder expulsarlo, Marcus tendrá que afrontar que, si quiere abandonar la seguridad de su hogar, deberá convertirse en un hombre y tomar sus propias decisiones.

Me gusto mucho los momentos en los que el protagonista monologaba consigo mismo sobre distintos aspectos trascendentales de la vida. Ateo empedernido, en una universidad católica, sufría ante la filosofía eclesiástica (suena a alguien que conozco...) que era obligado a escuchar casi a diario. Un pasaje muy interesante es el siguiente, en el cual Marcus reflexiona sobre lo que para muchos jóvenes es una trivialidad. No diré cuál es la trivialidad, porque quizá rompería un poco en la sorpresa que se llevará el lector al leer el libro.
¿Será esta la finalidad de la eternidad, rumiar una y otra vez sobre las nimiedades de esta vida? ¿Quién habría imaginado que uno tendría que recordar constantemente cada momento de la vida hasta en su más minúsculo componente? ¿O acaso este más allá sea tan solo el mío y, de la misma manera que cada vida es única, así también lo es la otra vida, cada una de ellas una huella dactilar imperecedera de un más allá distinto a cualquier otro? (...) No solo estás encadenado a tu vida mientras la vives, sino que sigues atado a ella cuando te has ido. O, una vez más, tal vez eso solo me ocurra a mí. 
¿Qué piensan ustedes ante esta idea? Atascamos nuestra vida pensando en tonterías intrascendentes, para luego, quizá, solo quizá, seguir de la misma manera por el resto de la eternidad.
¿Habría sido la muerte menos aterradora si hubiera comprendido que no es una interminable nada, sino que consiste en memoria que medita durante eones sobre sí misma? Aunque quizá esta eterna rememoración sea una antesala del olvido. 
(Página 50)
En esa página se carga casi todo el pensamiento del personaje, aunque también continúa por muchas otras más. Podría copiar diez páginas, porque es tan estimulante la reflexión que ofrece Marcus que dan ganas de compartirla con mucha más gente.  

Finalmente será víctima de sus propias elecciones. No, no es un spoiler, es más bien un comentario sobre el desenlace, perfecto nuevamente. Pocos autores sostienen una historia a este nivel, con una estructura que no decae e invita a la reflexión con ideas sencillas, y alcanzables para todos.

La narración es como en Elegía: simple, directa, sin tanta tontería de adorno que solo sirve para entorpecer la lectura. Roth habla, habla como un sabio, y eso lo plasma en sus novelas mientras intenta entregar conocimiento sobre la vida. Utiliza recursos anacrónicos a la perfección, y se maneja en el narrador de primera persona del pasado. Una voz versátil, una prosa fuerte, personajes profundos que se definen en pocas páginas y acontecimientos tan únicos como cotidianos, son los ingredientes de esta gran novela, del americano ganador del pasado Premio Príncipe de Asturias.

¿La recomiendo? Sí, de todas maneras.

5/5


viernes, 31 de agosto de 2012

Notas al margen: Invisible



Esta es la primera entrega de "Notas al margen", una sección popularizada por muchísimos blogs de libros y que siempre me pareció necesaria e interesante. ¿Qué mejor forma de estrenarla aquí que con un comentario breve sobre el libro que hoy me está maravillando? Ya había tenido otras experiencias con Auster: con Sunset Park y Ciudad de cristal (primer volumen de la Trilogía de Nueva York), sin embargo, y como a muchos de ustedes probablemente les sucedió, necesitaba repetir otra vez la experiencia. Compré Invisible no cautivado por el argumento, si no por la forma de narrar que me dijeron ocupaba. Según muchas recomendaciones, Auster "se luce con juegos narrativos poco usuales en la narrativa actual", no es mucho lo que se puede hacer frente a eso ¿cierto? Así que de buena manera lo conseguí y comencé a leer. 

Por esas cosas del destino (o del azar... ¿está Auster entrando poco a poco en mi vida?) me tocó una "clase de psicología". Un profesor faltó y en reemplazó el suplente decidió aprovechar el tiempo hablando de la pirámida de Marlow. La clase de religión mejor aprovechada en mucho tiempo. Además de que el maestro me dijo que era un seguidor de Auster desde la universidad, luego de su clase me hizo mucho sentido una parte que les anotaré a continuación. 

Pero antes, una frase corta que me dejó meditando un rato:
No hay que subestimar la importancia de la guerra. Es la expresión más pura y vívida del espíritu humano.
La frase es mencionada en el contexto de la guerra de Vietnam, por Born, un hombre oscuro que conocerán en la reseña del libro.

Sin embargo el verdadero motivo de esta entrada se relaciona con una reflexión de un amigo del protagonista, escritor, y me hizo sentido en esa clase de psicología porque habla sobre la autoreflexión, y sobre cómo nos describimos a nosotros mismos. Hablando sobre una autobiografía, el narrador indica las dificultades que se le presentaron al contar la historia en primera persona; también menciona cómo lo solucionó: trasformándose en un espectador de su propia vida.
El hecho de escribir sobre mí mismo en primera persona me había obligado a contenerme, haciéndome invisible, impidiéndome encontrar lo que andaba buscando. Me hacía falta distanciarme, dar un paso atrás y crear un espacio entre mí mismo y el tema (que era sino mi propia persona), así que volví al principio de la Segunda parte y empecé a escribirla en tercera persona. Yo se convirtió en él, y la distancia establecida por aquel pequeño cambio me permitió acabar el libro. 
¿Cuántas veces hemos reflexionado sobre nosotros mismos, con el límite de la objetividad y la realidad difuminado al máximo? Nos volvemos invisible, dejamos de existir por un momento y ya no somo alguien, sino algo, un cúmulo de acciones aún por comprender. Entonces, ¿cómo podemos pensar sobre lo que hemos hecho sin temor a perder la perspectiva personal, no obstante sin que esta interfiera en cómo pensamos o analizamos los hechos?

Ya voy por la mitad del libro, y espero terminarlo mañana.

Y ustedes, ¿qué opinan de Paul Auster?

lunes, 27 de agosto de 2012

No es país para viejos, de Cormac McCarthy


Este libro surgió de un impulso, de una casualidad, o quizá de algo menos fortuito. Tenía ganas de leer algo más de McCarthy después del gran encuentro que tuve con él en la lectura de La Carretera, así que cuando vi el ejemplar de No es país para viejos solo, solo en el estante de la librería, no dudé en comprarlo. No me equivoqué con esta compra. Las expectativas iban muy altas, y se cumpliero con creces, sobretodo hacia el final de la novela. Al igual que en la reseña anterior, comenzaré mostrando una breve biografía del autor.

CORMAC MCCARTHY (1933) nació en Rhode Island, Estados Unidos. Las circunstancias de su biografía se hallan envueltas en la leyenda: no concede entrevistas, se dice que vivió bajo una torre de perforación petrolífera y que en su juventud llevó la vida de un vagabundo. Considerado como uno de los más importantes escritores norteamericanos de la actualidad, la publicación en 1992 de Todos los hermosos caballos, ganadora del National Book Award, lo reveló como uno de los autores de mayor fuerza de la nueva narrativa norteamericana. Su éxito, de crítica y público, se vio incrementado con la publicación de En la frontera y Ciudades de la llanura, que completan la llamada Trilogía de la frontera. Otras de sus obras son Hijo de Dios, Meridiano de sangre, El guardián del vergel, Suttree, No es país para viejos y La carretera.

Cormac McMarthy es otro de los grandes vivos de la narrativa norteamericana. Este año he comenzado a adentrarme en esta corriente literaria, con una sonrisa en la boca. He descubierto grandes autores, como Roth, o Auster, o el mismo McCarthy, y me agrada la perspectiva de que tengo mucho aún por delante. En este contexto decidí leer No es país para viejos. 

El cazador y veterano de Vietnam Llewelyn Moss descrubre por casualidad la sangrienta escena de una carnicería entre narcos en algún lugar de la frontera entre Texas y México. Entre los cuerpos y los paquetes de heroína, descubre también algo más de dos millones de dólares. A partir de este momento comienza la violenta carrera de Moss por escapar de los que quieren darle caza: Wells, ex agente de las Fuerzas Especiales contratado por un poderoso cartel; Antón Chigurth, una implacable máquina de matar, para quien recuperar el dinero de sus jefes es apenas la excusa para descargar una y otra vez su arma y poner en práctica su máxima: no dejar nunca testigos; y un sheriff veterano de la segunda guerra mundial que añora los buenos tiempos y esconde un doloroso secreto que lo mantiene vivo. El resultado es una novela que es "mucho más que un thriller corriente" (Time Magazine) que "te dejará jadeando y atemorizado" (Sam Shepard). "No hay manera de solatar el libro. Es duro, duro e impactante." El país

Si tuviera que definir esta novela con una palabra, esta sería: intento. La historia es intensa, los personajes son intentos, la narración es intenta... bueno, creo que me siguen en la idea. En algunos sitios la califican incluso como un puñetazo al estómago, sin embargo mi concepción es un tanto menos visceral, pues considero que la violencia, aparentemente gratuita, no lo es tanto, y que por ella tanto el lector como los personajes pagarán un precio muy alto. 

Lewelyn Moss se encontraba en medio del desierto cuando se topó con un escenario poco cotidiano: una verdadera matanza con cadaveres y autos destrozados. En medio de todo eso, un maletín. Quizá no estaba "al medio", quizá estaba escondido, quizá muy escondido; sin embargo desde el momento en que Moss se percata de su existencia constituirá el único centro de su realidad. Comenzará aquí una frenética carrera por la vida, por todo lo que pudo ser y no fue, y por todo lo que espera aún llegar a ser. Paralelamente nos encontramos con los responsables de esta matanza, y con el hombre que ha sido contratado para exterminar al que consiguió el dinero, Antón Chigurth, un despiadado y transtornado psicópata que, más por matar por trabajo, lo hace por vocación. Su ideal: no dejar testigos. Armado con una pistola de aire comprimido desata el caos allá por donde camina. Además conoceremos a un ex agente vinculado con los narcotraficantes y a un sheriff atormentado por su pasado, quien intentará darle caza al asesino. 

En un fresco de la realidad que se sufría en la frontera (si no se sigue sufriendo) McCarthy imprime un ritmo violento a la narración, a medida que crea personajes perfilados y precisos. La novela, además toca muchos temas sensibles que identificarán a unas cuantas personas.

Violencia, sangre y drama.

Ya les adelantaba que esta historia es intensa, y para ilustrar un poco más este punto les hablaré de la estructura del relato. La novela alterna capítulos enfocados a distintos personajes, sin embargo no es una novela coral; sino más bien enfoca en cada parte a la perspectiva de un determinado personaje. Sumamente interesante resulta conocer la mecánica mente del asesino, incluso resulta perturbador, pues conocemos lo poco que le importa a él la vida humana. 

McCarthy tiene un estilo muy propio a la hora de narrar. Algunas veces usa frases cortas; otras, frases cuidadas y largas, delicadas; también recrea diálogos cortos; todo lo entremezcla con escenas de acción, con una profundidad inquietante. Precisamente ese es uno de los puntos que más me gustan de la novela: lo McCarthy que es. Siempre es un mérito cuando los escritores, por una prosa impecable, logran hacerse un lugar en la literatura internacional, sin embargo cuando lo hacen con una forma propia, imponiendo un estilo narrativo nuevo, llama más a la reflexión sobre su poder narrativo. Es exactamente lo que ocurre aquí, pues el escritor con su prosa imprime nuevos caracteres a la historia.  

Si en La Carretera el sombrío ambiente del postapocalíptico Estados Unidos hacia temblar al lector, aquí lo que más resalta es la frialdad del narrador ante los acontecimientos. Las escenas de violencia dejan al lector sin aliento, y se suceden de forma tan trepidante, tan fuerte, tan repentina, que lo mínimo que podemos hacer es pegarnos en el relato. 

Personajes poderosos.

Me gustan los personajes porque son tan diferentes, tan únicos y a la vez cercanos, que incluso da miedo sentirse identificado son uno de ellos. Por ejemplo tenemos al tenaz Moss, quien llegará hasta las últimas consecuencias con tal de quedarse con el dinero, escapar de la pobreza y cumplir sus sueños postergados. ¿Hemos sentido alguna vez los deseos de hacer algo que nos cuesta, pero que sabemos se sentirá grato al realizar? Más de alguna vez hemos caído; pero, como dice la canción de LODVG, caerse está permitido, levantarse es una obligación. Es esa la sensación que produce este libro. 

Por otro lado tenemos a Antón, el psicópata. Vale, probablemente nadie se siente identificado con este metódico asesino sin alma, no obstante es muy interesante reflexionar sobre su actitud. 

¿Logrará acabar con todos con tal de sentir la gracia de disparar el gatillo de su arma? La respuesta puede llegar a ser inquietante.


Un final redondo.

Me faltaba un tercio del libro para terminar, pero no pude soltarlo aquella noche. De pronto ocurre algo, algo repentino y que atrapa al lector. ¡Cómo puede pasar eso! El lector se replantea la novela, el desarrollo de los acontecimientos y a los personajes mismos. Luego todo se comprende, se descubre el secreto del ex sherif y las piezas calzan. Sin embargo el giro argumental no deja de sorprender, y está tan bien maquetado y estructurado que será un deleite para el lector. 

Conclusión.

No es país para viejos es una novela tensa, que impacta, y que invita a reflexionar al lector sobre la vida, las cosas que hemos hecho y las que no; sobre cómo nos proyectamos en este mundo tan crudo, tan pérfido e insensible. Con la prosa fuerte de McCarthy, esta historia se desarrolla de forma memorable. Totalmente recomendable para todos. 

4.5 / 5



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